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El intenso aprovechamiento eólico de esta pequeña cordillera de interposición entre la costa cantábrica y los interiores de A Terra Chá delata la presencia constante del viento. Entre ellos la xistra, ese golpe de viento húmedo y gélido que aquí barre las cumbres sin más amparo que la roca desnuda de algunos picos.
El macizo septentrional está formado por O Xistral con el punto más elevado en O Cadramón (1.062 m), los montes de A Toxiza (832 m) y los de A Carba (908 m). Además del viento, también son el reino de la niebla. Atrapan las nubes cargadas que dejan todos los años cantidades significativas de precipitaciones. A pesar de la proximidad del mar, no son raras las nevadas invernales. El agua se deposita en las llanuras elevadas encharcando los pastos naturales y creando extensos depósitos de turba. Son las turberas de cobertor que popularmente reciben el nombre de barreras, marisma o lago. Por ejemplo, en los lugares de las Barreiras do Lago, Lagoa das Furnas, Tremoal da Charca de Santa Cruz…
Los principales ríos que tienen su cabecera en estas montañas son el Eume, en la vertiente atlántica, y el Landro, Ouro y Masma, en la cantábrica. Los caballos salvajes en libertad son una imagen frecuente en esta sierra

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